26/12/13

¿POR QUÉ SE PRODUCE TODOS ESTOS CAMBIOS?

   La repuesta es muy simple: los músculos requieren energía para poder contraer y está depende en gran medida del oxígeno que llegue.
   La energía necesaria para los músculos proviene de una molécula energética llamada adenosintrifosfato (ATP) que se halla en las células musculares y que sólo sirve para los primeros momentos del ejercicio. La energía también proviene del fosfato de creatinina musculares que, asimismo, sólo dura unos segundos.
   La energía liberada por el proceso de glucogenolisis, durante el cual el glucógeno (acúmulos de glucosa) pasa a ácido láctico (responsable de las agujetas), suple a las dos fuentes de energía anteriores desde el momento del consumo de éstas y hasta algo menos de 1 o 2 minutos de haber empezado el ejercicio, siendo, no obstante, la fuente de energía más rápida.
   Por último, la energía también proviene de los sistemas de oxidación celular que, aun cuando son incapaces de suministrar con rapidez la energía necesaria, sí puede hacerlo de forma permanente y, al acabar el ejercicio, continúan funcionando para convertir el ácido láctico, en sus cuatro quintas partes, en glucógeno, y restituir las existencias de adenosintrifosfato (ATP) y fosfato de creatina. 
   Para mantener estos sistemas de oxidación se requiere oxígeno.
   A partir de los seis o siete años los niños pueden comenzar a practicar deportes organizados o competitivos. Ésta es una edad óptima para el aprendizaje y para el desarrollo de sus capacidades físicas. 

  

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