La humedad ideal es la comprendida entre el 30.60 %. Un ambiente más seco favorece mayor desprendimiento de vapor de agua por la respiración, lo que entorpece los mecanismos defensivos del aparato respiratorio. Por otra parte, una humedad superior al 60 % impide la correcta eliminación del sudor.
La temperatura media óptima de la vivienda oscila entre los 17 º C y los 21 º C, aunque depende de los diferentes compartimientos. Así, por ejemplo, en los cuartos de baño debe ser de 20 º C, en la cocina de 14 º C y en el pasillo y escaleras de unos 11 º C. Para conseguir esta temperatura, los medios son sobradamente conocidos, pero no por ello hay que dejar de pensar que la calefacción local a base de combustiones incompletas (estufas de butano y de petróleo) puede resultar peligrosa si acumula en la habitación un exceso de monóxido de carbono. Los primeros síntomas de esta intoxicación son el malestar y la sensación de mareo.
Es fundamental una vivienda espaciosa en la que sus ocupantes no estén hacinados. El hacinamiento favorece la transmisión de enfermedades respiratorias y las infecciones en general, crea tensiones entre sus miembros e influye negativamente en el desarrollo de la personalidad por negar el intimismo necesario.
Existen distintos mecanismos para conseguir una temperatura ideal en la vivienda, que debe oscilar entre los 17 y 21 º C. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la calefacción seca el ambiente, lo que resulta perjudicial para la salud.
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