Desde hace unos 300.000 años, supuesta y aproximada fecha de aparición del Homo sapiens, la especie humana ha influido de forma constante y progresiva sobre su entorno. Al principio su influencia sólo se ejercía en las inmediaciones de donde vivía, pero con la aparición de los pueblos y después las ciudades, ésta se hizo más extensa.
Hoy en día se desea una vivienda digna y saludable, en el seno de una comunidad que disponga de una infraestructura suficiente como para asegurar los principios de salud (instalaciones para ocio, espacios verdes, abastecimiento de agua, eliminación de las basuras, asistencia médica, desratización saneamiento correcto, etc.). y con un sistema ecológico conservado. Sin embargo, muchas veces, la realidad es bien distinta.
En 1670, la población mundial era, aproximadamente, de 50.000.000 de personas y para el año 2.000 se calcula que será de unos 7.000.000.000.
La revolución industrial, la explotación demográfica y el gran desarrollo urbanístico del siglo XIX, han hecho de la contaminación ambiental un problema acuciante.
Hoy en día se desea una vivienda digna y saludable, en el seno de una comunidad que disponga de una infraestructura suficiente como para asegurar los principios de salud (instalaciones para ocio, espacios verdes, abastecimiento de agua, eliminación de las basuras, asistencia médica, desratización saneamiento correcto, etc.). y con un sistema ecológico conservado. Sin embargo, muchas veces, la realidad es bien distinta.
En 1670, la población mundial era, aproximadamente, de 50.000.000 de personas y para el año 2.000 se calcula que será de unos 7.000.000.000.
La revolución industrial, la explotación demográfica y el gran desarrollo urbanístico del siglo XIX, han hecho de la contaminación ambiental un problema acuciante.
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