Las primeras chozas eran ya un medio físico que proporcionaba cobijo, pero las viviendas actuales están más en consonancia con el concepto de la Organización Mundial de la Salud, pues, para este organismo, el concepto de vivienda abarca el edificio habitable, el solar, los terrenos circundantes, los servicios de abastecimiento de agua y la eliminación de residuos, todo ello en las condiciones higiénicas correctas.
La vivienda debe proporcionarnos protección contra las agresiones del medio ambiente (lluvia, frío, etc.) y proteger y facilitar el desarrollo del individuo, su personalidad y su intimidad. Las condiciones de la vivienda inciden indudablemente sobre la salud, pues el hombre permanece en ella gran parte de su vida y es el entorno físico más inmediato.
El emplazamiento ideal de la vivienda varía según la zona geográfica y el clima. La orientación debe ser la de sentido contrario a la dirección de los fenómenos meteorológicos propios de una zona geográfica y su emplazamiento debe contar con un acceso transitable. La insolación es muy importante y se aconseja un mínimo de 2 horas en invierno y 3 en verano. el aislamiento térmico y sonoro es, hoy, un ideal más que una realidad; sin embargo, pueden ponerse cristales dobles para el primero e irse a los pisos más altos para segundo.
El entorno donde se habita tiene una gran importancia para la salud. La comunidad debe disponer de suficientes espacios verdes y parques públicos donde el hombre pueda estar en contacto con la naturaleza.
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