Los padres son responsables del hijo desde el momento de su concepción hasta su independencia. Además siempre estarán instintivamente atados a él hasta su muerte. Los padres siempre ven en sus hijos seres a los que proteger por los que preocuparse y a quienes ayudar.
Desde que se ha concebido, el hijo debe protegerse de todas las agresiones de las que puede ser objeto. La madre debe llevar el embarazo en las mejores condiciones posibles: dejar de fumar, no beber alcohol, cuidar su propio cuerpo para cuidar el de su hijo, no cometer excesos de ningún tipo, controlar el embarazo por el médico siguiendo las indicaciones de éste y consultándole cualquier anomalía que se pudiese producir.
Cualquier fallo por parte de los padres en relación a la salud de sus hijos se considera legalmente como negligencia. Las justificaciones de conciencia o las creencias religiosas de ciertas sectas no les eximen de las responsabilidades al cometer algún error por no consultar con el médico o por negarse a proporcionarles los cuidados y tratamientos que se requieran los hijos. Además, los padres no pueden descargar esa responsabilidad en otras personas (abuela, médico). Tienen que saber cuándo el niño está realmente enfermo y cuándo no. Una intoxicación por sustancias domésticas siempre es responsabilidad de los padres y nunca del niño pequeño. e El niño cogerá el tóxico si sus padres se lo dejan al alcance de la mano.
Los padres hoy en día son copartícipes en la educación del niño y comparte tanto las tareas como las alegrías que los hijos proporcionan. No hacerlo así es no disfrutar de la paternidad y el niño se verá afectado. El padre y la madre gozarán de la confianza del hijo si los dos se han ocupado de contestar sus preguntas, de ayudarle en sus deberes de colegio, de jugar con él o de hablar con él de sus problemas.
Desde que se ha concebido, el hijo debe protegerse de todas las agresiones de las que puede ser objeto. La madre debe llevar el embarazo en las mejores condiciones posibles: dejar de fumar, no beber alcohol, cuidar su propio cuerpo para cuidar el de su hijo, no cometer excesos de ningún tipo, controlar el embarazo por el médico siguiendo las indicaciones de éste y consultándole cualquier anomalía que se pudiese producir.
Cualquier fallo por parte de los padres en relación a la salud de sus hijos se considera legalmente como negligencia. Las justificaciones de conciencia o las creencias religiosas de ciertas sectas no les eximen de las responsabilidades al cometer algún error por no consultar con el médico o por negarse a proporcionarles los cuidados y tratamientos que se requieran los hijos. Además, los padres no pueden descargar esa responsabilidad en otras personas (abuela, médico). Tienen que saber cuándo el niño está realmente enfermo y cuándo no. Una intoxicación por sustancias domésticas siempre es responsabilidad de los padres y nunca del niño pequeño. e El niño cogerá el tóxico si sus padres se lo dejan al alcance de la mano.
Los padres hoy en día son copartícipes en la educación del niño y comparte tanto las tareas como las alegrías que los hijos proporcionan. No hacerlo así es no disfrutar de la paternidad y el niño se verá afectado. El padre y la madre gozarán de la confianza del hijo si los dos se han ocupado de contestar sus preguntas, de ayudarle en sus deberes de colegio, de jugar con él o de hablar con él de sus problemas.
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