3/1/14

HATHA-YOGA Y ASANAS

Hatha-yoga
   El yoga actúa sobre la totalidad del organismo de forma beneficiosa. Aparte de ayudar a interiorizar al yogui y percibir el transfondo de la mente, alarga y flexibiliza los músculos, acariciándolos sin forzarlos en absoluto, aumenta la circulación sanguínea logrando la llegada de la sangre hasta los últimos rincones del cuerpo, disminuye la presión arterial, desarrolla el equilibrio. etc. 
   El yoga desarrolla ejercicios de distensión (asanas ) más que el ejercicio físico puros. No es un ejercicio duro y por lo tanto no debe haber fatiga tras su realización. Los ejercicios se realizan sin tensión, tranquilamente, y a su término el estado psíquico-físico del yogui es de bienestar.
   La relajación lograda mediante el yoga es a su vez imprescindible para poder realizar correctamente las diferentes posturas. A través de la relajación se llega a la práctica del ejercicio y viceversa.
   La sesión de yoga debe comenzar con la posición del muerto o Sarasana, que también puede practicarse en solitario, resultando ser una perfecta forma de relajación. Los movimientos se realizan lentos, suaves y con una distensión progresiva de las fibras musculares. La posición debe mantenerse por un tiempo (varios segundos) y, lentamente, se regresa al punto de partida. Para finalizar la sesión se concluye con el Sarasana.
Asanas 
   Para un experto en yoga, esta disciplina no está dividida en compartimentos estancos y no hay un remedio para cada caso, no hay, pues, un asana para cada enfermedad. Los kryas (limpieza yóguica), los asanas, el pranayama (respiración) y la meditación, forma un todo.
   El Sarasana o postura del muerto se practica estirado boca arriba con la mayor simetría posible, los ojos cerrados y los brazos estirados al lado del cuerpo con las manos hacia arriba. A continuación se levantan sucesivamente, y por unos segundos, los diferentes miembros, las caderas, los hombros y la cabeza. Hecho esto, se comienza una paulatina concentración mental que irá subiendo desde el pies hasta las manos, pasando por los muslos, la espalda, el cuello. Se continúa con la relajación progresivamente hasta que les toca el turno a las vísceras, finalizando con la relajación del cerebro y la mente. Así se alcanza el grado total de relajación que trae consigo un bienestar interno profundo. A fin de (volver a la vida), las funciones deben recuperarse poco a poco.
   Los asanas deben ejecutarse respirando profundamente y sin permanecer en una postura tensa. No hay que intentar realizar los ejercicios al máximo nivel desde el primer día, pues sería contraproducente para la salud.
   La postura de la cabeza en las rodillas (Paschimottanasana) reduce la grasa del abdomen, activa el peristaltismo intestinal, tiende a eliminar las hemorroides, el estreñimiento y las gastritis, alivia la ciática y corrige las hiperlordosis lumbares, incrementando considerablemente la musculatura paravertebral. 
   La práctica de las diferentes posturas es necesario un lento aprendizaje y, sobre todo, estar bien asesorado.
   El Paschimottanasana se logra echado boca arriba y elevando el tronco hasta la perpendicular, atendiendo a la lentitud, la concentración y la relajación. Luego el tronco se flexiona sobre las piernas, que siempre deben tocar el suelo. Si no se llega a tocar los pies con las manos, éstas se cogen a la pantorrilla, por ejemplo; lo importante es flexionar la columna vertebral.
   Otra postura, la de la cobra (Bhujanganasa), consiste en acostarse boca abajo y apoyando las manos en el suelo, ir levantando la cabeza, el cuello y la espalda. Cuando aparece tensión, se espira y se baja, repitiendo el asana varias veces. No deben usarse los brazos como punto de fuerza. Favorece la desaparición de la cifosis y actúa sobre el aparato genital femenino.
   La torsión espinal (Ardha Matsyendranasa) revitaliza los riñones y el sistema nervioso. El Sarvanganasa flexibiliza la región cervical y el Virkasana el equilibrio. Los diversos asanas y sus variantes benefician al organismo en su totalidad, actuando preferentemente en algunas regiones del cuerpo.
   La posición de la barca es muy indicada para la salud del abdomen, del cuello y de la espalda. Ayuda  a hacer la digestión y regula la función intestinal. También se practica para corregir los defectos de la columna vertebral y para prevenir la artrosis lumbar. 

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