Pulmonía
Esta afección llegó a causar muchos disgustos antiguamente; una pulmonía fuerte era muy temida, por lo que se recurría lo antes posible a cortar o curarla a tiempo. El recetario estaba ya establecido y se administraba según el caso y edad.
Cogían Santa María o hierba mora con frutos, la mojaban, le añadían un poquito de vinagre y una yema de huevo y se batía teniendo cuidado que no se cortara y se tomaba. Era muy eficaz.
Otro remedio similar era: yema de huevo batido con poquito de vinagre y azúcar. Dicen que cortaba la pulmonía de una sola vez.
Cosimiento de cerrillo blanco, ortiga, ajos, aguardiente y miel, lo tomaban caliente. También agua de hierba ratonera y amapolas (fresca o seca). Igualmente empleaban la miel hervida con agua y la tomaban en dosis de no más de una cucharada sopera.
Asimismo emplearon remedios como aguas de cochinitas de estiércol. Las lavaban, las envolvían en un trapito y las metían un ratito dentro de agua hirviendo. También agua hervidas de cucarachas tostadas.
Con tallos de geranio triturados o bien majado sacaban el jugo y mezclado también con jugo de cebollas blancas lo daban a tomar al enfermo.
Las circunstancias mandan. ante casos muy graves, y para al menos intentar salvar la vida al enfermo, se llegó a utilizar aguas hervidas de excrementos de cochino, e incluso excrementos humanos, secos y tostados para después hervirlo.
Cogían Santa María o hierba mora con frutos, la mojaban, le añadían un poquito de vinagre y una yema de huevo y se batía teniendo cuidado que no se cortara y se tomaba. Era muy eficaz.
Otro remedio similar era: yema de huevo batido con poquito de vinagre y azúcar. Dicen que cortaba la pulmonía de una sola vez.
Cosimiento de cerrillo blanco, ortiga, ajos, aguardiente y miel, lo tomaban caliente. También agua de hierba ratonera y amapolas (fresca o seca). Igualmente empleaban la miel hervida con agua y la tomaban en dosis de no más de una cucharada sopera.
Asimismo emplearon remedios como aguas de cochinitas de estiércol. Las lavaban, las envolvían en un trapito y las metían un ratito dentro de agua hirviendo. También agua hervidas de cucarachas tostadas.
Con tallos de geranio triturados o bien majado sacaban el jugo y mezclado también con jugo de cebollas blancas lo daban a tomar al enfermo.
Las circunstancias mandan. ante casos muy graves, y para al menos intentar salvar la vida al enfermo, se llegó a utilizar aguas hervidas de excrementos de cochino, e incluso excrementos humanos, secos y tostados para después hervirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario