No cabe duda de que, en las plantas jóvenes, cualquier tipo de poda suele retrasar uno o dos años la floración y la producción de frutos. No obstante, este retraso se compensa ampliamente por las ventajas que se obtienen del uso adecuado de guías. Salvo escasas excepciones, la poda en general tendría que complementar la forma natural de la planta; por lo tanto, es importante que tenga en cuenta su forma definitiva en el momento de podar un ejemplar joven; asimismo, es conveniente recordar que la poda no es una técnica adecuada para reducir el tamaño de una planta grande. Si no cuenta con el espacio suficiente para una planta que crecerá mucho, no la plante. Cualquier intento de limitar su tamaño, creyendo equivocamente que una planta que se recorta mucho seguirá siendo pequeña, suele producir el efecto contrario, sobre todo si la poda se realiza durante el estado de latencia.
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