17/7/13

LA PODA EN LOS ARBUSTOS

   Todos los arbustos experimentan un ciclo anual de crecimiento, formación de las hojas, aparición de brotes, floración y en algunos casos, aparición de frutos. Cada etapa transcurre más o menos en la misma época del año y depende de muchos factores, como la duración del día, la temperatura, la humedad del suelo y, desde luego, la poda. Por consiguiente, es muy importante tener en cuanta el ciclo vital de cada planta cuando se planifica cómo y cuándo hay que podarla.
   Si bien no todos los arbustos requieren una poda anual, a la mayoría beneficia una poda anual, a la mayoría beneficia una poda ocasional. Por ejemplo, a Cornus alba le sienta bien que le quiten los leños viejos, para que aparezcan tallos nuevos, de color rojo brillante.
   A menudo una poda cuida rejuvenece los arbusto viejos y los vuelve atractivos y productivos otra vez. En el caso de los arbustos muy antiguos y apretados, es mejor llevar a cabo la operación en dos etapas: eliminar las partes muertas o débiles un año, como una primera etapa de renovación, y realizar la poda normal recomendada para ese arbusto al año siguiente, en un segunda etapa.
   Cuando hay que podar.
   El uso de guías en los arbustos jóvenes ha de estar destinados a establecer una buena estructura. En las perennes jóvenes, elija tres o cuatro brotes fuertes y recórteles las puntas, retrocediendo hasta algún brote orientado hacia afuera; corte todos los demás tallos por completo, incluso hasta el nivel del suelo. Pode todo lo que crezca a fines de la primavera del año siguiente, aclareando los tallos superpoblados. De este modo obtendrá una planta abierta en el centro, que permita la circulación del aire.
   En los arbustos caducifolios jóvenes, elija hasta cinco tallos vigorosos y corte cualquier tallo lateral hasta aproximadamente la mitad de su tamaño, retrocediendo, igual que antes, hasta una yema orientada hacia afuera. Corte por completo todos los demás tallos. Durante el invierno siguiente, corte la mitad de los brotes nuevos y aclare lo que haya crecido en exceso en la parte central.
   Los arbustos arraigados se tienen que podar en distintas épocas y siguiendo métodos diferentes, según se cultiven fundamentalmente por sus flores (y/o frutos) o su follaje o sus tallos y si, en los arbustos con flores, estos aparecen en las ramas viejas o en las nuevas. En la lista alfabética que se incluye al final del capítulo obtendrá información detallada sobre la poda de los arbustos más conocidos.   

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