Ailanthus. (aislado). Estas plantas, que se suelen cultivar como árboles vigorosos, forman arbustos muy efectivos cuando se recortan cerca del suelo, al final de la primavera.
Alnus rugosa. (aliso americano). Cuando han caído los amentos, es mejor extirpar los renuevos débiles junto con alrededor de la tercera parte de los leños maduros. Hay que recortar las plantas que crecen poco para estimular el hábito arbustivo.
Amelanchier. (guillomo). Aclare los viejos chupones leñosos a fines de invierno, para que se desarrollen los tallos nuevos y produzcan flores.
Amorpha. En la primavera conviene eliminar las ramas que se hayan estropeado a causa del clima riguroso en invierno y recortar las demás hasta reducirlas a la estructura principal. Es mejor cortar leños viejos y marchitos hasta el nivel del suelo para estimular la formación de raíces nuevas desde la base.
Aralia. Las enormes hojas han de tener espacios suficiente para desarrollarse de forma adecuada; para ello hay que aclarar los nuevos chupones todas las primaveras. Este tratamiento también contribuye a madurar el resto de los tallos para que puedan resistir las condiciones invernales.
Arbutus. (madroño). Las ramas que se hayan estropeado durante el invierno se tienen que cortar en la primavera, junto con los nuevos larguiruchos y dispersos. Los ejemplares que hayan crecido demasiado se recortan bastante para mantener los límites.
Aronia. Necesita poca poda, salvo aclarar los brotes demasiado apretados en invierno. De esta forma, puede penetrar la luz y el aire que a su vez, contribuyen más adelante a madurar los frutos. Hay que eliminar los chupones invasores.
Artemisia. Se cultiva sobre todo por su hojas y tallos; Hay que recortar las plantas cada primavera. Las flores insignificantes se pueden cortar en cuanto aparecen, para que la planta dedique todas sus energías a la producción de hojas.
Arundinarias. (bambú). Los vientos del principio de la primavera tienden a magullar las hojas, de modo que es mejor aclarar lo que haga falta después de que el clima se asiente. La mayoría de los tallos maduros se tienen que cortar hasta el suelo (de lo contrario, los restos tienen un aspecto desagradable) aunque conservando una parte suficiente para sostener los renuevos jóvenes.
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