2) Vacuna fabricada con virus inactivo en suspensión en un aceite (aceite mineral) para inyección subcutánea o intramuscular: El Newcavac.
Hace algunos años, cuando aparecieron las primeras epidemias de paramixovirosis, se comenzaron a utilizar las vacunas destinadas a proteger las aves contra la enfermedad de Newcastle. Entre esas vacunas hubo una que tuvo mucho éxito y que fue recomendad a los aficionados holandeses. Esa vacuna, de color lechoso y de consistencia aceitosa, no fue nunca aconsejada por nuestro establecimiento. Sin embargo, la publicidad a bombo y platillos hecha en torno a esa última, nos obligaba diariamente a explicar nuestros argumentos para no utilizarla.
En efecto, esa vacuna inactiva provoca, por parte del organismo, una reacción que conduce a la fabricación de los anticuerpos antivirus. Estos anticuerpos aparecen hacia el 15 día y conceden sobre una inmunidad general más bien que local. Bajo este punto preciso, las dos vacunas (1 y 2) son pues muy diferentes.
Además, ese aceite contenido en la vacuna es muy mal aceptados por el organismo de la paloma:
- Si se efectúa la inyección subcutánea a nivel del cuello, se puede formar un grano reaccionar que puede alcanzar un centímetro de diámetro.
-si la inyección se efectúa en los músculos del esternón existe un serio peligro de inflamación localizada de los músculos de esta región (miositis parenquimatosa e intersticial) pudiendo provocar una zona de necrosis.
Es evidente que esta consecuencias son catastróficas para nuestra paloma viajera que necesita músculos en perfecto estado.
- El aditivo aceitoso puede incluso ser responsable de la muerte repentina de ciertas palomas (1 palomas sobre 1.000).
- Esto inconvenientes son eliminados con el aditivo acuoso de la firma Duphar (ver más adelante punto 3).
Además, esta vacuna parece que provoca la reactivación del (pigeon herpesvirus I) de la cual muchas palomas son portadoras latentes. Esta (pigeon herpesvirus) es responsable de afecciones respiratorias superiores (coriza, conjuntivitis, estertor...) y no es raro encontrar palomas con conjuntivitis, sinusitis o neumonía días después de la vacunación.
Finalmente, fue preconizado el vacunar las palomas sucesivamente, a algunos días de intervalo, con las dos vacunas ya citadas ( 1 y 2). No me extenderé sobre esta técnica que, para mi, no debería haber sido nunca preconizada, teniendo en cuenta los peligros que representa el aditivo aceitoso de la vacuna inactiva.
Por todas estas razones que acabo de enumerar, yo nunca he utilizado ni promovido ese modo de vacunación que felizmente ha perdido hoy día toda credibilidad, incluso entre sus defensores más acérrimos.
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