El programa de concursos
El que un programa de concurso sea aprobado por la mayoría de los socios de un club, reunidos en Junta General, sólo significa que los concursos han quedado organizados, pero no asegura automáticamente que haya quedado (bien) organizados. En realidad , a mi entender, no se trata de confeccionar un programa que satisfaga preferencias personales, aunque sean de la mayoría, sino más bien en confeccionar un programa cuyo fundamento sea el uso racional de las palomas, y, este artículo pretende orientar las preferencias hacia esto último. Desde esta perspectiva trataré a continuación solamente dos aspectos, por obvias limitaciones de espacio, de los muchos que conforman un programa de concursos, y que son, las sueltas y los resultados.
Las Sueltas
Introducir un periodo artificial, como el de los concursos, en el ciclo biológico anual de las palomas, de forma armoniosa, sin trastornar lo que es natural, es posible; pues en dicho ciclo, existe un periodo de tiempo, solo uno, que va desde mediados de Abril hasta finales de Julio, en el que podemos imponerles a las las duras exigencias de este período artificial sin perjudicarlas.
Realmente, programar las sueltas durante este período de tres meses y medio (catorce semanas), es fácil; aunque, ciertamente, la ejecución del programa es otra cuestión. Lo ideal sería poder soltar cada domingo desde tres puntos diferentes, uno de corta, otro de media, y otro de larga distancia; pues, de esta forma, cada aficionado puede elegir, cada fin de semana, la distancia que más le conviene. Lógicamente, en cuanto a la elección de los puntos de suelta, siempre debe buscarse que las palomas vuelen por la ruta con menos obstáculos y a favor del viento. Cuando no tenemos más remedio que resignarnos al no poder efectuar más de una suelta cada Domingo; entonces, se encontrará seguramente, sobre todo cuando las palomas se juegan al natural.
Los resultados
Tradicionalmente, los resultados de los concursos se expresan en términos de velocidad y/o seguridad. Aunque parezca que entre estos dos extremos hay un gran abanico de posibilidades donde elegir, a mi entender, es todo lo contrarío.
No es difícil demostrar que hacer una competición de velocidad, del tipo que sea, en la que se intente designar la paloma que más rápido vuelve a su casa, de entre muchas soltadas simultáneamente desde el mismo sitio, es una atopia. Incluso en el mejor de los casos, el de que la competición se limite sólo a los aficionados residentes en la misma población, siempre sucede que los palomares de los contrincantes no están todos a la misma distancia del punto de suelta, y, en consecuencia, siempre hay aficionados que parten con ventaja inicial de estar más próximos y mejor situados. Cuando la competición es entre los aficionados residentes en distintas poblaciones, tenemos el problema adicional de que las palomas deben volar por rutas diferentes con distinta dificultad (climática, topografía, etc.). Personalmente creo que no existe nadie capaz de valorar, y por tanto, de compensar estas diferencias; y esto me ha obligado a inclinarme hacia el otro lado del abanico, el de la seguridad. Si nos fijamos en el hecho de que, al final de cada campaña, casi todos los aficionados, por no decir todos, han perdido varias palomas del equipo con el que comenzaron, resulta que, si todos hubieran empezado con el mismo número, al final de la temporada el ganador seria el aficionado que ha clasificado más palomas, ha perdido menos, ha ido más lejos y a concursos más difíciles.
Para poder efectuar una competición de este tipo, respetando a la vez el derecho de cada aficionado a viajar las palomas que quiera y como quiera, necesitamos unas normas como las siguiente:
a) Cada aficionado podrá participar en la campaña con tantos equipos como quiera, pero cada equipo compite independientemente.
b) El máximo por equipo será, por ejemplo de treinta viajeras.
c) Antes del inicio de campaña hay que presentar una relación detallada de todas las palomas que componen cada equipo.
d) De cada equipo se puede encestar a la vez las palomas que quiera.
e) Ninguna suelta será obligada.
f) Todas las palomas de los equipos (siempre) será encestadas con el rossor y soltadas simultáneamente. Las palomas que no pertenecen a equipo alguno se encestan aparte, sin rossor, y se liberan después de las anteriores. Los sexos siempre se encestan separados.
g) Todas las palomas con rossor que lleguen a su palomar se clasifican, siempre que su propietario entregue los rossores antes del término del día de la suelta.
h) La valoración, en término de seguridad, de la labor realizada por las palomas del equipo enviadas a una suelta, se puede hacer con la siguiente fórmula.
C2 x K x (P + 100)
S=_____________
E x 10.000
S. Seguridad del aficionado en esa suelta.
C. Clasificación por el aficionado en esa suelta (elevado a la 2ª potencia).
K. Kilometraje para el aficionado en esa suelta.
P. Porcentaje de palomas con rossor no clasificadas en la ruta del aficionado en esa suelta.
E. Encestadas (con rossor) por el aficionado en esa suelta.
i) En un concurso gana el aficionado con mayor seguridad, y al final de la campaña, el aficionado con un mayor suma de seguridades.
j) Antes del inicio de la campaña, todos los aficionados que deseen entrar en el juego del dinero, deberán abonar la cantidad fijada por el Club en concepto de apuesta recaudado se entrega al final de la temporada al ganador.
Conclusión.
En Canarias, todos los años, se pierden miles de palomas, y este hecho resulta todavía más doloroso cuando se sabe que la mayoría de estas palomas tienen un final trágico. Si bien es cierto que siempre se producirá pérdidas, también es cierto que debemos hacer todo lo posible para que éstas sean tan pequeñas como podamos. Sin duda, la confección de programas de concursos más equilibrados y la organización de auténticos campeonatos de seguridad, contribuiría en gran medida a lograr dicho propósito.
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