22/9/11

Consanguinidad o cruzamiento

Consanguinidad o cruzamiento.
Resumiendo la consanguinidad y es que en la mayoría de los palomares, sobre todo cuando se empieza en este deporte de la colombofilia, es normal ejercitar el sistema de cruzamientos al hacer las parejas, que no es más que unir dos palomas que no tengan lazos familiares, este sistema es válido y quizás sea el mejor, pero si por medio de ellos logramos unas palomas de valía, no nos quedará más remedio que recurrir a la consanguinidad para perpetuar la raza o línea de esa paloma.
Hay quien le teme a la consanguinidad porque dice que degenera la especie, pero si en parte tiene razón, lo cierto es que si se tiene cuidado al elegir los cónyuges difícilmente los productos salen con defectos.
En el sentido hay que tomar siempre ejemplares perfectos. Y al decir perfectos quiero decir sin defectos, ni siquiera el más mínimo. Porque cualquier debilidad en los progenitores, es seguro que sale en la descendencia.
En cuanto a los sistema de consanguinidad, hay muchos. Unos son llamados en vertical (padres con hijos, tíos con sobrinos, etc.). En mi opinión la consanguinidad que se debe practicar es la vertical, pues por propia experiencia es la mejor que me ha ido. Sin embargo, el apareamiento de medio hermanos, es el único "horizontal" que se emplea con frecuencia y da buenos resultados. Esta forma de hacer una pareja se ha dado en llamarla el triángulo. Y es así como podemos obtener el 50% de la sangre de un ejemplar de mucha valía que queremos perpetuar.
Los cruzamientos consanguinidad en "vertical", como digo más arriba, son más seguros y dan los mejores resultados, toda vez que al unir un padre con una hija o madre con hijo, se logran productos de máxima consanguinidad de primer grado.
También puede hacerse abuelo/a con nieto/a y bisabuelo/a con bisnieta/o.
Todo ello es bueno si se hace con sentido común y mano dura al seleccionar las parejas, pues no me canso de repetir que los cónyuges deben ser perfectos, sin ningún defecto visible, pues aún siendo así existe la posibilidad de que algún hijo salga con una tara por atavismo heredada de algún antepasado.
Practicando la consanguinidad para perpetuar una línea haciéndolo con ejemplares perfectos, hay una cosa que no se puede evitar del todo, y es la disminución de tamaño de los productos con respecto a sus progenitores. Así, se hace necesario, para lograr el tamaño apetecido, introducir una sangre nueva por medio de un ejemplar que si bien no tiene parentesco con nuestra línea, si tiene características físicas y deportivas similares a ella. De esta manera volvemos al cruzamiento, para luego conseguir la consanguinidad.

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