8/8/11

Para los que empiezan

                                Para los que empiezan y para los que estamos
   ¿Cual es la mejor raza?. Como la muda progresa y mientras nuestras aves toman de nuevo su bello, anterior y normal aspecto, muchos aficionados seguramente estarán ya pensando reducir sus planteles y calculando cuáles serán los anuncios sobre los resultados de los próximos concursos. Y en estos anuncios se verá, no hay duda alguna, que ésta o aquella raza es la mejor.
   Gritos a cual más y mejor se lanzarán tratando de convencernos que cada una de las razas que cada colombicultor cultiva, es mejor y reina de las razas. Cada año, haya guerra o reine la paz, habrá nuevos aficionados, y como siempre será un ansia adquirir y cultivar un nuevo plantel de reproductores que en el menor plazo posible le pongan en condiciones de luchar en favorito contra los grandes campeones del deporte.
   En la mente de cada nuevo aficionado siempre bulle la misma pregunta ¿Cual es la mejor raza para ganar los concursos?. Existe el mismo asunto que con frecuencia tocan y tratan gente vieja en este deporte. Pero realmente no puede afirmase que todo es cuestión de razas. Hay docena de razas de palomas tan buena unas como las otras pero no son las razas las que acaparan y ganan los premios. Estos van habitualmente de un lado para otro, según los méritos individuales de cada ejemplar y no según una familia determinada de palomas.
   Grandes colombófilos de todas partes del mundo, particularmente de Bélgica, Francia e Inglaterra, han viajado sus palomas con renombrado y continuo éxito de tal forma que sus nombres y apellidos se han unido al de fundadores y razas de familias de palomas que han logrado fama en todo el mundo. En Inglaterra tenemos a los que fueron famosos como Logans, Bakers, Marriotts, Tofts, Harrisons y algunos otros. En tiempos posteriores se contaba en Francia y Bélgica con los Git, Gurnay, Grooters, Sion, Stassrd y Hansenne. Y en nuestros tiempos, todavía algunos en activo, podríamos citar entre otros a Emil, Norman Roger Vereecke, Marc Roosens, etc.
   En cada caso el arranque fue obtenido por un hábil estudioso e inteligente aficionado.No puede asegurarse que una cualquiera de esas razas sea mejor ni más valiosa que otra. Cada cosa depende del individuo que representa a la raza. Mientras parte de la cosa depende de las palomas que obtengas, infinitamente más depende del hombre que las concursa.
   Podemos comprobar que los hombres que fundaron razas tuvieron años de experiencia en la cría y concursos de su propia raza. Conocían cómo sus palomas podían responder en los concursos, según determinados tratamientos y preparación, factores éstos acordes con sus propias naturalezas. Ya se conocen cuántos fracasos se producen al tratar de cambiar las palomas a medios de entrenamiento distintos a los suyos atávicos. 
   Cada aficionado que ha fundado su raza ha desarrollado y creado cierto tipos, consciente o inconscientemente. Gurnay por ejemplo, afirmó un notable tipo de paloma con espléndido cráneo proporcionado. Gits produjo un tipo más ligero con patas emplumadas. Los Hansenne eran principalmente azules rodados con un colorido espeso y oscuro. Y así sucesivamente. Y todavía nada de esto es bastante para indicar cual es el campeón.
   El campeón normalmente cambia y solamente la cesta es la que define, aclarándonos como rinde y trabaja. No os dejéis guiar por una genealogía muy fundamentada ni por el hecho de que algún remoto ascendiente haya tenido historia. Estas cosas no nos llevan a ninguna parte. Cada paloma para concursar necesita ser perfectamente sana y rabiosamente apta.
   Obtened palomas, si podéis de un palomar de éxitos. El más cercano de la localidad donde se vive, el mejor.
   Donde quiera que obtengáis aquellas, procurad que ellas ostenten las mejores virtudes esenciales de su especie. Una paloma mediocre no es mediocre si no es un ganador futuro o no se sabe si puede ser padre de campeones.
   El color no cuenta en la hora de la lucha. Entonces es cada paloma por si misma y las malas quedan entre las últimas o no regresan al palomar.
   Trata de conseguir las palomas que el colombicultor procura conservar para sí mismo. No ha de ser porque son las peores, por cierto. Desechad las que no irradien salud y particularmente aquellas que hayan transpuesto la raya de los cinco años y que los dueños se quieran desprender de ellas.

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