Reproducción
Con un superávit mundial de perros no deseado, resulta irresponsable aparear a un animal sin disponer primero de un hogar para su camada. Es cruel permitir que una hembra pase por riegos del parto para después tener que destruir a los cachorros. Tampoco deberíamos que nuestro perro se reprodujera si padece alguna enfermedad hereditaria. Si nos decidimos a aparearle, puede resultar delicioso contemplar la magnificencia con que la mayoría de las hembras hacen frente al parto y cuidado de sus cachorros. Podemos hacerle mucho más fácil la experiencia proporcionándole la mejor dieta y el mejor ambiente, así como una asistencia adecuada.
Reproducción responsable
Miles de perros no son deseados son destruidos cada año; por tanto, es importante considerar la posibilidad de castrar o esterilizar a nuestro perro para evitar gestaciones no deseada. Debemos aparear a un perro únicamente si podemos proporcionar un buen hogar a todos los cachorros, y siempre que ni el macho ni la hembra sean portadores de defectos congénitos serios. El perro normalmente alcanza la madurez sexual hacia los diez meses, si bien tarda otro año en alcanzar la madurez emocional. Hay que dejar que la hembra pase dos ciclos estrales antes de aparearla.
Elección de pareja: Si decidimos aparear a nuestra hembra de pura raza, es mejor llegar a un acuerdo con los propietarios de un semental comprobado.
El ciclo reproductivo de la hembra
Ciclo normal. Proestrus: 4-15 días. La vulva se engrosa. Secreción clara, luego sanguinolenta. La hembra a menudo está nerviosa.
Oestrus: 4-8 días. Cesa la secreción. La hembra acepta la cópula con el macho. empieza la evolución.
Metaoestrus: 6-10 días. Se engrosa la pared del útero. Cambios hormonales. No hay signos visibles.
Anoestrus: 15 semanas. Período de reposo para el tracto genital. No hay signos visibles.
Ciclo falso. Pseudogestación: 60 días. Falsa gestación que provoca la reproducción de leche y agrandamiento de pezones.
Ciclo gestante. Gestación: 58-63 días. No hay signos visibles hasta el final del período, cuando el vientre se hincha y se agranda las mamas.
El ciclo normal: Prácticamente todas las razas tienen dos ciclos estrales cada año. Inicialmente la vulva se engrosa y en un día aparece una secreción clara, que se tiñe de sangre al día siguiente. Esta secreción aumenta en intensidad y luego disminuye lentamente, cesando al cabo de unos diez días. Durante este período la hembra parece estar más alerta y orina con frecuencia, ofreciendo señales de sus inminentes deseos de aparearse. La ovulación tiene lugar poco después de cesar las secreciones. Sólo en este momento aceptará la hembra el apareamiento. Los cambios hormonales se producen independientemente de que la hembra quede preñada o no: ésta es la razón por la que no hay análisis de sangre u orina que confirme su posible maternidad.