Trataremos especialmente las materias siguientes:
1. El azúcar:
¿Cuales pueden ser los efectos del azúcar en el rendimiento de las palomas?
El azúcar es un excelente medio para favorecer el trabajo de los músculos. Por su aportación en hidratos de carbono, el azúcar facilita la respiración y también normaliza el ritmo, además de ser fácilmente digerible.
Ciertos aficionados emplean el azúcar refinado en terrones, otros la miel, el azúcar de maíz, o el azúcar de uva.
Nosotros escogeremos la miel; es un producto natural o glucosa. En tiempo muy frío, añadiremos una cucharita de glucosa o miel por cada litro de bebida.
Las calorías proporcionadas por la miel, favorecen la caída del plumón en el invierno, la desinfección de las vías respiratorias y durante el entrenamiento y el periodo de concursos, constituye una ayuda apreciable al trabajo de los músculos.
El azúcar, la miel, o el azúcar de uva no pueden sin embargo, ser administrado continuamente. En invierno, durante los períodos de mucho frío y humedad, dos o tres veces por semana. Durante la temporada de concursos, los tres últimos días que preceden al enceste.
2. Huevos claros.
Los huevos claros o no fecundados son muchas veces la consecuencia de un debilitamiento o de una enfermedad próxima; ésto proviene igualmente de una mala nutrición (muy pobre en materias minerales).
No obstante, vigilando atentamente su alimentación, añadiremos las materias y productos cálcicos necesarios: salvado, gravilla, mortero procedente de derribos, etc. Cuando las palomas llegan a una cierta edad, cortaremos las plumas pequeñas alrededor del ano; añadiéndole a la ración de comida un porcentaje importante de cáñamo y arvejas.
3. Punto difícil.
Algunas veces ocurre que una hembra pone su primer huevo con dificultad; ésto puede provenir de que sufre una infección de los órganos genitales.
Este caso suele producirse en las hembras que ponen por primera vez, o cuando hace mucho frío. Uno puede darse cuenta fácilmente de una puesta difícil. La hembra se queda en cuclillas, en su cesta, con la rabadilla alzada y las alas colgando, visiblemente fatigada por el esfuerzo llevado a cabo para desprenderse del huevo.
Podemos aliviarla poniéndole un poco de aceite de mesa en el ano (tan profundamente como podamos sirviéndonos de una pluma). La salida del huevo quedará entonces facilitada en gran parte.
También podremos introducirle en el ano un poquito de sal ,colocándola seguidamente en una cesta guarnecida de hierba o paja.
Hemos de temer una oclusión o una perforación del conducto; en este caso, la hembra está perdida.
Cuando en la circunstancia más grave la hembra no es capaz de desprenderse de su huevo a pesar de los cuidados aconsejados más arriba, no queda la última solución: con el dedo pequeño, después de haber cortado la uña, frotar con un poco de aceite o de grasa, (vaselina o mantequilla) la abertura y llevar con mucho precaución el huevo hacia atrás, poniendo la otra mano bajo el vientre, tomando el esternón como punto de apoyo, a fin de dirigir el huevo con una delicada presión.
Terminado este trabajo, dejaremos la hembra incubar huevos de cal y cuando este período llegue a su fin le procuraremos un pichón para permitir su restablecimiento.
También sucede algunas veces el caso de que una hembra ponga los huevos con una cáscara muy dura; entonces el pichón no puede salir.
Entonces debemos romper nosotros mismos la cáscara con la uña del dedo gordo, por ejemplo, pero poniendo mucha atención a fin de no herir la membrana en la que viene aprisionado el pichón. Si obramos de esta manera, nos será muy posible el salvarle.
No obstante hemos de añadir; un pichón que no sale de la cáscara por sus propios medios, es normalmente débil o atrasado; la incubación no ha sido buena o quizás haya infectada por algún microbio: puede ser también que el pichón no haya sido lo suficientemente fuerte dentro del huevo como para romper la cáscara por si mismo, lo que nos viene a decir que jamás tendrá la fortaleza suficiente para llegar a ser una buen paloma
4. Como obtener el mejor rendimiento con las hembras.
Considerando nuestro deber, poner a los jóvenes aficionados, inmediatamente al corriente de las posiciones desfavorables para la hembra.
Es muy prudente enjaular una hembra que se encuentra a punto de poner; además una hembra en este estado no se encuentra en condiciones, por lo que le será imposible ganar ningún premio.
Los días que siguen a la puesta del huevo no son favorables para el enjaulamiento de la hembra, ya que ella está todavía fatigada por la formación del huevo y por los esfuerzos efectuados para expulsarlo.
Hemos de saber que los buenos resultados obtenidos por hembras son de corta duración. En efecto, la hembra está muchas menos veces en buena condiciones que el macho.
1. Los últimos días antes de poner y los primeros que siguen son peligrosos.
2. Cuando los pichones tienen solamente algunos días, tampoco se encuentra en buena condición.
3. Los momentos más favorables para la hembra se sitúan entre el octavo día de incubación y poco tiempo antes del nacimiento de los pichones, o sea, dos domingos seguidos y raramente tres.
La hembra incuba mucho mejor que el macho y siente mucho antes los movimientos del pichón en el huevo. Conoce el momento exacto de la eclosión o nacimiento y está preparada. Es por ello, a nuestro entender, el mejor momento para enjaular a la hembra, sobre todo cuando se trata de pruebas de velocidad con una sola jornada de cesta.
El día anterior al enjaule, hay que retirar el macho inmediatamente después de su turno de incubación, para traerle seguidamente al palomar después del enceste de la hembra. Está, creyendo que solamente está ella para incubar, se dará prisa en volver a su nido. Hay excelentes hembras que habiendo sido enjauladas en estas condiciones, hacen competencia a los mejores viudos y son muchas veces mejores que algunos machos que compiten emparejados al natural.
5. El juego con las hembras viudas.
Muchas personas nos preguntan a veces nuestro punto de vista de cómo manejar a las hembras en viudez.
Por nuestra parte les diremos que está muy bien el que las palomas hembras en estado de viudez puedan competir y que valen tanto o más que los machos en el mismo estado; pero el manejo de las hembras viudas es una especialidad que exige habilidad y atención.
Para que ésta se encuentren en buena condición, es necesario que viajen al menos una vez por semana.
Los aficionados que practican este juego, poseen habitualmente dos palomares de superficie igual. En un palomar se ponen los machos y en el otro las hembras; éstas son encerradas en sus casillas durante toda la jornada que precede a su enjaulamiento, donde se les da de comer y beber, dejándolas salir solamente para su vuelo diario.
La nutrición de la hembra viuda a de ser ligeramente diferente a la del macho; menos fuerte y conteniendo siempre un 35% de cebada.
Creemos que no es posible practicar el juego con las hembras viudas, si uno no dispone de los palomares necesarios, como hemos indicado más arriba.
Además, incluso en la jaula se puede uno aventurar a realizar esta experiencia: machos y hembras se sitúan un turno en el palomar, sea durante toda la jornada, o bien solo el tiempo necesario para la comida.
Resulta una tarea pesada todos los días, puesto que, antes que los representantes de un sexo tomen posesión del palomar, los otros deberán estar ya evacuados y devueltos a la jaula.
No existe otro medio para tratar a los machos y a las hembras en estado de viudez; serán cuidados de la misma forma, excepto en lo concerniente a su alimentación, como acabamos de decir.
En todo caso, nosotros aconsejamos en lo concerniente a la educación del macho y la hembra viudos, de no poner la hembra en presencia de su macho antes de la salida para un concurso; ella le encontrará solamente a su regreso.
Existen muchas maneras de manejar las palomas viudas, sean machos o hembra. Hemos visitado muchas veces el palomar de Lucien De Norre en Deftinge, un verdadero especialista que juega con los dos sexos y hemos constatado lo siguiente:
Cada paloma es encestada en su alojamiento y cuando le llega el turno a la hembra de incubar o nutrir a los pichones, los machos son encerrados durante 24 horas, prohibiéndoles así el vuelo. Las hembras pueden volar una vez por la mañana y otra por la tarde, quedando el resto de la jornada solas, para incubar o nutrir los pichones.
El palomar está compuesto de dos partes casi iguales y separadas entre sí por un pasillo de un metro aproximadamente. El de la derecha habilitado para la crianza y para uno de los sexos y cerrado según un turno establecido para el otro.
La paloma serán apareadas y tres o cuatro días después de que la hembra haya puesto, el macho será sacado y encerrado en el otro palomar.
Al día siguiente se hace a la inversa y así, incubando y nutriendo a los pichones cada uno a su turno, las palomas tienen 24 horas de reposo cada 48, pero no viéndose entre ellas, no se persiguen al nido. El macho le será presentado a la hembra una o dos veces con el fin de asegurar la fecundación del huevo.
Dejando a las palomas su turno de incubar y nutrir, todo aficionado practicará una viudez suave entre ellas, gracias al cual conseguirá resultados muy notables.
Hemos de añadir inmediatamente, que el aficionado alimentaba los pichones mañana y tarde desde que ellos comenzaban a comer semillas. Si dispone del tiempo necesario, esta práctica le será rentable aunque exija mucha habilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario