Las extraordinarias cualidades nutritivas de los granos germinados
Hacer germinadas es un método muy sencillo y cualquiera, a cualquier edad y en cualquier país, puede aplicar esta técnica, ya que sólo se necesitan semillas de buena calidad, un poco de agua y cacharros o bolsas de tela.
La germinación aumenta en los cereales su valor nutritivo y pueden consumirse crudos, Aprender a hacer germinados representa una herramienta de salud y de vida de gran valor para la nutrición de nuestras palomas.
A lo largo del aprendizaje, se pueden modificar las costumbres alimenticias de una manera suave y progresiva: sin quitar nada de lo que se suele comer, se añaden cada vez más germinados a los alimentos y se observan los resultados. Si el bienestar y la vitalidad van creciendo lo que suele ocurrir casi siempre uno se acercará de forma natural hacia alimentos cada vez más sanos. Por otra parte, la necesidad de excitantes o de alimentos estimulantes irá disminuyendo, incluso desaparecerá.
Los germinados son "alimentos de salud" esenciales. Con su excepcional vitalidad, su riqueza en vitaminas oligoelementos, ácidos aminados, enzimas y además sustancias biológicas activas, corrigen las carencias provocadas por la alimentación moderna, deteriorada por los procedimientos industriales.
Al añadir los germinados en la alimentación aunque sea en poca cantidad, se mejora enormemente la salud.
Se denomina germinado cualquier semilla cuyo metabolismo (conjunto de las transformaciones biológicas de un organismo vivo) es estimulado por el contacto con agua, el aire y el calor, con lo cual va creciendo.
La historia nos enseña que se utilizaron los germinados en numerosas civilizaciones, al inicio de su período de expansión. Estos alimentos proporcionan vitalidad, fuerza y salud a los que los consumen, lo cual contribuye a una buena salud y desarrollo de cualquier población que los utilice.
Encontramos la descripción de las técnicas de germinación en las escrituras de los Esenios, que vivían en Israel y Egipto en los tiempos de Cristo. En tiempos más próximos, el capitán Cook pudo realizar sus largas travesías gracias a los germinados que protegían a su tripulación del escorbuto.
Hoy en día, la cocina oriental utiliza los germinados en gran cantidad. Numerosos estudios en laboratorios han confirmado lo que nos enseña la historia y han demostrado el gran valor alimenticio de los germinados, tanto para los animales como para las personas.
Muchos de los productos que consumen las palomas provienen de países lejanos y nos llegan a gran coste. La falta de contacto entre productores y consumidores no permite el control de los modos de cultivos, especialmente para los tratamientos con pesticidas e insecticidas.
El cultivo de los germinados nos permite resolver varios de estos problemas:
1- Los germinados se alimentan fácilmente sin estropearse.
2- Se pueden hacer en casa con un mínimo de esfuerzo.
3- Están llenos de energía, son ricos en vitaminas y además sustancias biológicas esenciales para la salud de las palomas.
4- Se digiere y asimila fácilmente por el organismo.
5- Proporcionan una alimentación muy barata.
6- Cultivar germinados nos permite ser al mismo tiempo productor y consumidor y de este modo ser capaces de controlar la frescura y la calidad.
7- Los germinados nos dan la oportunidad de volver a contactar con la naturaleza al convertirnos en "jardineros del hogar".
El agua es lo que más necesita una semilla en fase de germinación.
El tejido vegetal normal contiene el 90% de agua mientras que la semilla sólo el 10%, así, para brotar, la semilla debe estar sumergida en agua.
El tiempo de inmersión depende del tipo de semilla. Por ejemplo: una semilla de girasol descascarillada puede germinar después de cuatro horas de inmersión mientras que un garbanzo necesita unas veinticuatro horas.
Cuando la semilla ha absorbido ya suficientemente agua, el metabolismo se acelera, siempre y cuando tenga bastante oxígeno y una temperatura adecuada (unos 20º C).
La germinación es una intensa actividad metabólica. En ella tiene lugar varias reacciones químicas entre las cuales tenemos la síntesis de enzimas. Estos son los catalizadores naturales que activa las reacciones metabólicas: son indispensables para la vida y constituyen el elementos de vitalidad que participan al despertar de la semilla. Las semillas al ser muy ricas en enzimas, tienen propiedades nutritivas excepcionales.
Los encimas:
- Transforman el almidón en azúcares simples (glucosa, celulosa).
- Permiten la síntesis de muchas vitaminas (particularmente la A, la B y la C) y además sustancias biológicas importantes.
- Transforman las proteínas en ácidos aminados y favorecen la síntesis de algunos ácidos aminados que no existían en la semilla.
- Transforman las grasas en ácido oleosos.
- Transforman el ácido fítico y liberan minerales asimilables.
El almidón debe ser transformado en azúcares simples para poder ser asimilado (los azúcares simples naturales están asociados con los elementos necesarios para su correcta asimilación; en cambio, los azúcares refinados no están dotados de sus complementos naturales). Los germinados son ricos en azúcares simples totalmente asimilables y facilitan entonces la digestión.
Al germinar las semillas surgen vitaminas en gran cantidad. Al comerse cruda los germinados, no se pierden estas vitaminas antes de consumirlos.
Por ejemplo: el aumento de caroteno (precursor de la vitamina A) en varias germinados.
Otro ejemplo: el aumento de vitamina B-2 en mango germinado.
Durante la germinación, las proteínas almacenadas se dividen en ácidos aminados (que son sus elementos básicos) con la acción de los enzimas; por otra parte, ácidos aminados que no existían en la semilla pueden ser sintetizados; así, los germinados constituyen una fuente rica en ácidos aminados. No tienen los inconvenientes de las proteínas animales que van acompañadas de grasa saturadas que ocasionan trastornos físicos. (hay que recordar que la paloma no asimila las proteínas, sino que deben ser digeridas en ácidos aminados (aminoácidos) para que el organismo pueda obsorverlas).
La pre-digestión enzimática de la grasas almacenadas en ácidos oleosos convierte los germinados en una alimentación mucho más digerible que las semillas.
Esto nos interesa en particular para las semillas como el girasol, muy rico en lípidos; la mayor parte de las grasas vegetales no son saturadas y no provocan los trastornos ocasionados por las que sí lo son.
Las semillas suelen ser muy ricas en ácido fítico que está pegado a los minerales, lo cual impide que los jugos digestivos los almacenen. Durante la germinación, estos ácidos fítico se deterioran y entonces el intestino de la paloma puede asimilar los minerales.
Estas reacciones aumentan la digestibilidad y el valor nutritivo de la semilla.
Veamos la técnica de la germinación de la semilla:
Colocar unas cuantas cucharadas soperas de semillas de cultivo biológico (se venden en las tiendas de salud o productos biológicos) en un tarro que llenaremos de agua pura; mientras está en remojo, la semilla va absorbiendo el agua necesaria (si no dispones de un filtro para quitar el cloro y los productos químicos, utilizar agua mineral sin gas y con pocos minerales, en botellas de cristal). La cantidad de semillas depende de la necesidad de cada paloma (30-40 gr.) y de las medidas del tarro. El trigo, que no cambia mucho de volumen y se consume más rápidamente, no necesita mucho espacio.
La duración del remojo de las semillas dependen de su procedencia, de la temperatura del agua y de la habitación. A continuación doy algunas indicaciones sobre la duración del remojo:
-Semillas de remojo largo (de 12 a 24 horas): alubias y garbanzos.
-Semillas de remojo corto (4 horas): girasol descascarillado.
Después del remojo, las semillas están empapadas de agua y más tiernas.
Cubrir el tarro con una tela de gasa mantenida con una goma; vaciar el agua y aclarar abundantemente con agua fresca pero no demasiado fría (el agua del grifo conviene para aclarar).
Dejar el tarro inclinado a 45º en un escurridero, con la apertura hacia abajo. Las semillas deben estar repartidas a lo largo del tarro, no debe quedar amontonadas cerca de la tela; de este modo el drenaje del agua y la ventilación son posibles. Cubrir los tarros con un trapo ya que las semillas prefieren estar protegidas de la luz, como si estuvieran debajo de la tierra.
Aclarar unas o dos veces al día.
El enjuague permite eliminar los residuos metabólicos de las semillas mantenerlas húmedas.Resulta más fácil aclarar las semillas con la técnica de los tarros que con la del semillero.
También se puede germinar en bolsa de tela de gasa: aclarando dos veces al día y dejando las bolsas colgadas encima de la pica o de un escurridero, es muy fácil obtener una germinación correcta.
Existe una gran gama de semilla que pueden utilizar para hacer germinados. Sin embargo, es importante que las semillas provengan de cultivos biológicos, sin pesticidas, que así conservan su poder terminacho completo.
El trigo es el "abanderado" de los germinados. Se consumen los germinados al cabo de 2 a 4 días de la germinación, cuando miden unos milímetros. Estos germinados tienen un sabor dulce y son muy saludables (vitamina E).
La soja verdes es muy rica en proteínas y vitaminas y tiene un sabor refrescante. Se consume a los 2 o 4 días, cuando tiene de 2 a 4 cm. de largo.
Las lentejas se comen después de 3 o 4 días de germinación, cuando tiene 1 o 2 cm. de largo. Presentan un sabor agradable y son muy ricas en proteínas.
La vezas, guisantes y habones se consumen cuando los germinados han alcanzado unos 2 cm. de largo; aclarar abundantemente. Son alimentos muy tonificantes y ricos en proteínas.
El girasol es la semilla más fácilmente germina. Descascarillada se consume enseguida después de un remojo de 4 horas. Es muy rico en proteínas y grasa no saturadas.
Los germinados se consumen crudos; no se ha establecido una cantidad mínima o máxima que comer al día; cuanto más se consuma, tantas más sustancias vivas y equilibradas se dan al cuerpo de la paloma.
Se aconseja comer los germinados frescos; sin embargo, se conservan en la nevera durante 2 a 3 días (el crecimiento se hace más lento).
Si se sobrepasa el tiempo aconsejado para consumirlo, el sabor se vuelve muy fuerte; no obstante, los germinados son comestibles en cualquier fase del desarrollo, y por lo tanto no existe el menor peligro de intoxicación.
Se puede almacenar semilla durante años en un lugar seco y protegido de la luz, de las ratas y temperaturas demasiado altas o bajas. Se aconseja de no abrir muy a menudo los recipientes o tarros de almacenamiento.
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