¿Es el canario el animal doméstico para mi?
Lo correcto es que el lector se haga esta pregunta de forma muy crítica y no que, por una intuición espontánea, compre un canario sin más ni más.
Cabe que el "amor a simple vista" dure y, con el transcurso del tiempo incluso aumente. En tal caso, bien. Pero, ¿que ocurrirá si el tipo de canario o su canto le aburre o le pone nerviosos, o si en realidad buscaba un compañero más interesante o cariñoso?. Si uno se da cuenta pronto de su error, es mejore desprenderse del canario, cediéndolo a otro aficionado o criador. Es posible que el pájaro sea muy joven y, con ello, adaptable. Dado que aún no se ha aclimatado a su casa, no le importará demasiado el nuevo traslado. Sobre todo, si va a estar en compañía de sus congéneres, el cambio no le afectará mucho.
Es posible que el lector haya madurado la intención de cuidar uno o varios canarios. Le han ido entusiasmando cada vez más su hermoso canto o sus bonitos colores, el divertido moño, la bella figura o los rizos juguetones. Seguramente, también habrá meditado sobre cómo acomodará a su nuevo huésped, y lo que ha de hacer para garantizarle su bienestar. Desea que se encuentre bien en su casa y ya piensa a quién dejará el pájaro durante sus vacaciones o en caso de enfermedad.
Si deja girar sus pensamientos de esta manera alrededor del bienestar de su futuro canario, también se cuidará bien y constantemente de él. Precisamente la constancia es lo importante, ya que el canario es un ser vivo que necesita cuidados día a día. A partir del momento de su compra depende totalmente de usted, "para bien o para mal", como se dice. Es su responsabilidad procurar que la convivencia sea provechosa. Un canario puede alcanzar los diez años y depende de usted si estos años son felices.
Sobre todo, si realiza el deseo de su hijo al tener un canario, necesita la misma actitud positiva frente al inquilino que si lo hubiese deseado tener usted mismo. El niño no se le debe traspasar la responsabilidad por el bienestar del animal. Sólo se le debe animar e instar a cuidarlo.
Incluso si aveces descuida su obligación, todavía siendo el mismo amor por el pájaro. Lo adecuado es recordarle al niño cariñosamente sus deberes, paro no lo es hacerle reproches castigarlo o, incluso, amenazarlo con quitarle el pájaro. Pero, por desgracia, los adultos suelen reaccionar demasiado a menudo de esta manera a los fallos de los niños, en lugar de cuidarse ellos mismos del animal. El niño la agradecerá y posteriormente cumplirá sus deberes con mayor afán. Nunca se debe pensar en desprenderse del pájaro, por más que falle su cuidado y el interés por él parezca ser nulo. El canario forma parte adoptan una posición semejante, el amor por el animal y su cuidado irán bien.
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