¿Como llegó el canario al hombre o el hombre a él?
La historia del canario comienza con los españoles, ya que cuando llegaron a las Canarias a finales del siglo xv, les tuvo que llamar la atención este pequeña ave canora de color verde amarillento. Los nativos de las "Islas Afortunadas" ya mantenían de mucho antes en pequeñas jaulas al canario de monte. Estos primeros canarios domésticos y muchos de los silvestre fueron llevados a casa por los soldados y comerciantes españoles. El hecho de que no tardaran en ser criados en España es un logro considerable, ya que como sabemos actualmente por experiencia, es muy difícil hacer que se reproduzca este pájaro silvestre.
Los primeros criadores de canarios o canaricultores fueron monjes que se dedicaban a esta tarea en sus conventos. Seguramente lo hacían por placer, pero sin olvidar la parte comercial. Se dice que cuando aumentó la demanda de estos artistas canores, pidieron precios muy elevados y los obtenían. De esta manera, únicamente los nobles y los comerciantes ricos se podían permitir el lujo de poseer un canario, que mantenían en hermosas jaulas a veces incluso doradas. Los monjes vendían sus pájaros hasta en Francia, Italia o Inglaterra. Por lo demás eran tan astutos que conservaban el"monopolio" de la cría de canarios, ya que tan sólo vendían machos y nunca hembras. Durante casi cien años la canaricultura quedó así en manos españolas.
Antes de comienzo del siglo XVII ya se criaban canarios en Italia. Desgraciadamente no se sabe si ello fueron por casualidad o debido al contrabando de hembras de canario de los monasterios españoles, o si los barcos mercantes las trajeron directamente de las Canarias. Existe la historia de un barco español que procedía de Canarias con su cargamento de pájaros silvestre, el cual no arribó a su puerto español de destino sino que a causa de una tormenta, embarrancó en la islas italiana de Elba, donde se hundió. Al parecer una parte de sus pasajeros provistos de plumas habrían llegado a la isla, en donde se aclimataron y procrearon. De este modo los italianos hubieran tenido sus propios canarios, con lo que podrían haber comenzado la cría. No está documentado históricamente si fue cierto la existencia de estos "pájaros de Elba".
De este primer período de domesticación existen pinturas en las que se puede ver canarios manchados y pronto totalmente amarillos. Debido a esta mutaciones el canario no tardó en hacerse cada vez más interesante y apreciado. Mientras en Francia e Inglaterra ya hacía tiempo que se criaban canarios, en Europa central éste aún no era el caso. No obstante, en una región de habla alemana, en el Tirol, ya comenzó una intensa cría de canarios traídos de Italia. Los canaricultores tiroleses solían ser mineros que trabajaban bajo tierra y estaban mal pagados. Con la cría de canarios no sólo obtenían una compensación sino también un salario adicional, y algunos pronto vivieron de ella. En los siglos XVIII la mayoría de canarios procedían del Tirol, y los comerciantes de pájaros tiroleses no tardaron en distribuir estos pájaros canores por toda Europa central, septentrional y oriental. Llevaban hasta doscientos canarios con sus pequeñas jaulas sujetas en altos armazones de madera a la espalda.
En su época La flauta mágica, Mozart elogió a estos divertidos personajes, que solían anunciarse con su flauta.
Dado que la minería cada vez iba a menos en el Tirol, muchos de los mineros emigraron, llevándose consigo a sus canarios. La mayoría de ellos hallaron una nueva patria en el Harz, donde tenían mejores condiciones económicas. De esta manera nació el canario harzer, roller o flauta, un canario canor cuyo canto todavía enamora a numerosos aficionados y criadores. El cenit de su cría tuvo lugar a finales del siglo XIX y principio de XX. Se dice que en esta época se transportaba más de un millón de pájaros anualmente a todo el mundo. Así, el pequeño canario, casi siempre ya amarillo, se hizo famoso y codiciado en todo el mundo, a través de diversos vericuetos.
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