10/2/13

Loro Yaco Realización de una compra

Realización de una compra
  Mientras que adquiera un ejemplar joven resulta esencial para quienes buscan un loro gris para destinarlo a pájaro de compañía, en el caso de los criadores la preferencia generalmente se inclina por los ejemplares maduros. Los ojos juegan, en esta cuestión, un papel importante ya que permiten saber si un loro gris es inmaduro. Así tenemos que hasta alcanzar los cinco meses de edad aparecen totalmente negros debido a que el iris que rodea cada pupila es en sí gris oscuro mientras que después y gradualmente cambian a partir de este punto y adquieren una tonalidad más clara, de modo que al llegar a los nueve meses ya cuentan con los característicos iris de color blanco amarillento pálido que se halla asociado con los ejemplares adultos.
  Serán necesarios varios años, sin embargo, antes de que sean lo suficientemente maduros como para comenzar a nidificar en serio. De hecho, la mayoría de loros grises es improbable que inicien la cría antes de haber cumplido tres años y el adquirir ejemplares maduros recién importados tampoco garantiza un éxito inmediato ya que requieren tiempo para la adaptación a su nuevo alojamiento.
  Resulta muy difícil determinar la edad de los grises ya hayan adquirido la coloración propia de los adultos y a este respecto podemos añadir que esta coloración puede seguir acentuándose un tanto hasta alcanzar los cuatro años, circunstancia que es posible que resulte útil para distinguir los adultos jóvenes. Procede no olvidar, con relación a este punto, que el loro gris goza normalmente de un prolongado ciclo vital, con una esperanza de vida que puede rebasar el medio siglo.
  si estamos considerando la posibilidad de adquirir un loro gris nos conviene recordar que los ejemplares criados a mano invariablemente son de precio mucho más elevado, que el de los importados paro también que si no contamos con una experiencia previa en la labor de cría manual, no resulta aconsejable ceder a la tentación de inclinarnos por un ejemplar que no emancipado todavía se ofrece a precio bajo. Actuar de este modo puede ser fuente de problemas, en especial la fase emancipadora es posible que resulte muy difícil si se carece de la experiencia necesaria al respecto.
  Antes de decidirse por un ejemplar dado, observemos los pájaros en oferta durante unos momentos. Deben mostrarse vivaces y despiertos. Cualquiera que se halle aparentemente dormido, con su cabeza replegada sobre las alas y apoyado sobre ambas patas es posible que no se encuentre bien, en especial si no da muestras inmediatas de retroceder cuando nos aproximemos a él. Los loros sanos generalmente duermen sujetando la percha con una sola pata aunque es posible que los recién plumados descansen con los ojos cerrados y apoyándose en ambas patas.
  Prestamos siempre atención al recipiente de la comida así como a las deposiciones ya que ello nos indicará, en primer lugar, que el loro come normalmente como podrá de manifiesto la presencia de cáscaras de semillas y, en segundo lugar, que no sufre ningún trastorno digestivo. Las deposiciones deberán aparecer bien constituidas y sin ser excesivamente fluidas mientras que su coloración vendrá representada por mezcla de blanco y verde. El componente blanco corresponde al flujo urinario y cualquier traza de sangre o pérdida apreciable de tonalidad de la materia fecal resulta potencialmente grave ya que constituye un indicio de que los pájaros implicados están probablemente enfermos.
  Si estamos considerando la posibilidad de adquirir un ejemplar domesticado, instemos al vendedor para que nos muestre cómo toma el loro alimentos ofrecidos con la mano. Después comprobaremos si los acepta de nosotros de un modo similar. Extremo a tomar en cuenta también es el de que los grises son de naturaleza relativamente tímida y a menudo no se ajustan a su rutina normal cuando se encuentran cerca de un desconocido. Asegurémonos pues de tener muy presente este aspecto antes de iniciar un examen más minucioso susceptible de trastornar al loro durante un breve periodo de tiempo. Sea como fuere, constituye u hecho cierto el que los ejemplares jóvenes se adaptan a un nuevo dueño con mucha mayor facilidad que los adultos.
   Examinemos con especial atención los ojos: deben ser de tonalidad clara y brillante, con ausencia de mancha alguna en el plumaje circundante. Comprobemos igualmente el estado de los orificios nasales: una leve infección en este punto no resulta un hecho infrecuente en los loros grises, lo cual, transcurrido algún tiempo, puede dar lugar a un agrandamiento de uno de los orificios en comparación con el otro. La superficie externa del orificio afectado es posible asimismo que algunas veces aparezca bloqueado o que sufra un leve flujo de mucosidades, todo lo cual viene a indicar la presencia de un problema del tipo señalado. Esta clase de infecciones a menudo se manifiesta de forma plena cuando el pájaro se ve sometido a una situación de estrés, como por ejemplo al ser instalado en un nuevo entorno. Es posible también que sea algo difícil tratarlas con éxito y que es muy frecuente el que tenga carácter recurrente.
  El estado del plumaje es especialmente importante si estamos pensando en adquirir un ejemplar domestico y hablador, lo cual es así porque los loros grises muestran cierta propensión a arrancarse las  las plumas y pueden dejar sin ellas grandes partes de su cuerpo. A ello debemos añadir que si bien es cierto que volverán a nacer transcurrido cierto tiempo, también lo es que es probable que el loro las vaya arrancando de nuevo a medida que vayan apareciendo y en tal caso el problema pasará rápidamente a convertirse en algo habitual. Una situación de este tipo puede resultar muy difícil de resolver con éxito y, por consiguiente, si el pájaro que se nos ofrece cuenta solamente con una leve capa de plumaje o incluso muestra claros calveros en el pecho y el abdomen, es de todo punto obvio que cualquier decisión deberá ser meditada seriamente. Un loro recién importado puede que tenga recortadas las plumas de una de las alas, lo cual le impedirá volar de modo efectivo. Esta circunstancia, dentro de una jaula, no constituirá un problema importante pero en una pajarea existe el riesgo de que se caiga al suelo repentinamente asustado, por ejemplo por un gato que ha saltado sobre la estructura, y que como consecuencia de ello resulte con lesiones internas. Estemos preparados, por lo tanto, para dotar la pajarera y en la medida de lo posible de medios de aislamiento en previsión de tales contingencias así como de un recubrimiento blando del suelo. Sin embargo, pronto tendrá lugar la muda y tras ella nuestro loro podrán volar sin dificultad.
   Es asimismo útil cerciorarse de cuál es condición corporal del pájaro del hueso que constituye la quilla, hueso que cabe localizar en la posición que discurre desde la parte inferior del pecho hasta el abdomen. En un loro que se halle en buen estado físico ha de ser simplemente perceptible. De todos modos, si se muestra sano en todos los demás aspectos, no hay necesidad de preocuparse indebidamente si dicho hueso es ligeramente más prominente. La pérdida de peso puede ser un rasgo propio de varias enfermedades avícolas de larga duración, como por ejemplo la aspergillosis. Si el pájaro se manifiesta deficiente en otros aspectos, como mantener el plumaje ahuecado o respirar fatigosamente, es mejor intentar escoger otro.
  Finalmente, asegurémonos de que no existe una contaminación fecal en el plumaje que rodea el orificio anal, lo cual a menudo constituye un indicio  de que sufre un trastorno digestivo. También es importante el que los pies aparezcan normales y sin muestran  alguna de hinchazón o parálisis en ninguno de los dedos. Si tal circunstancia se diera, supondría una limitación en la capacidad del loro para posarse normalmente en las perchas.
   La adquisición de un loro gris supone una decisión cara. Actualmente los establecimientos de animales de compañía ofrecen sus pájaros acompañados de certificados sanitarios que han sido expedidos por veterinarios y, aparte de ello, tenemos que los sexados quirúrgicamente (a menudo anunciados con mención de las iniciales "S.Q") pueden ir anillados, con medida resulta posible identificar el macho y la hembra de forma individual en el correspondiente certificado. Alternativamente también es posible que se les dote de un microchip, lo cual proporciona una mayor protección contra el robo. Esto es así debido a que el diminuto implante se encuentra insertado en el cuerpo del pájaro y el número codificado, que es totalmente único, puede ser leído con ayuda de un escáner especial.
  Es muy probable que debamos pagar un precio más alto por una pareja confirmada de grises pero conviene no olvidar que tal circunstancia no garantiza su compatibilidad. A medida que los métodos de sensación merecedores de confianza han sido ganando amplitud en su utilización, también se ha puesto de manifiesto en grado creciente que los loros grises cuentan con preferencia individuales cuando llega el momento de elegir una pareja. La forma ideal pero también la más cara de conseguir una pareja de cría sigue siendo todavía la de adquirir varios ejemplares (6-8) y dejar que se apareen por que ello se traduzca en la formación de una pareja compatible se ven gradualmente acentuadas recurriendo a este sistema. Alternativamente podemos recurrir a la búsqueda de una pareja comprobada si bien, con frecuencia, éstas suponen pagar un precio mayor

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